La
ouija nos transporta a un universo sorprendente y fascinante en el cual las
leyes físicas no alcanzan a explicar el fenómeno que se produce. Contrariamente
a lo que tantas veces se ha repetido, este juego no entraña ningún peligro,
siempre y cuando se utilice teniendo en cuenta ciertos criterios básicos. Al
igual que un coche, un cuchillo o cualquier otro objeto, el riesgo que comporta
la ouija no está en ella misma, sino en el equilibrio mental de quien la
emplee.
La
ouija es un tablero, originalmente construido en madera, que contiene los
elementos gráficos esenciales para expresar con palabras cualquier situación o
sentimiento. Sirve para establecer una comunicación con entidades inmateriales
empleando el lenguaje oral, por parte de los participantes, y escrito, por
parte de dichas entidades.
El
juego consiste en colocar en el centro del tablero un objeto que se pueda
deslizar por él fácilmente. Sobre este objeto (que puede ser una copa o vaso
boca abajo), los participantes apoyan un dedo y se concentran. Al cabo de unos
minutos (en algunos casos sólo son necesarios unos pocos segundos), el objeto
empieza a moverse decididamente hacia alguna de las frases, letras o números
que constituyen el óvalo. Si se trata de un símbolo especial, se quedará inmóvil
o volverá al centro del tablero, pero si se ha dirigido hacia una de las
letras, tras detenerse un instante iniciará su viaje hacia otra y así de forma
sucesiva hasta crear una palabra o una frase.
Las
sesiones
En una
sesión de ouija participan tantas personas como puedan apoyar su dedo en el
objeto que se utilice y está comprobado que cuanto mayor sea el número de
participantes, mejores son los resultados que se obtienen. Es habitual, aunque
no imprescindible, que haya una persona presenciando la sesión y tomando nota
de todo lo que en ella se diga; del análisis posterior de la misma pueden
surgir nuevas interpretaciones, sobre todo en caso de que el espíritu parezca
hablar en clave o construya frases sin sentido aparente.
Hay
quienes comienzan la sesión con una invocación y llamando a un espíritu en
particular, en tanto que otras personas prefieren esperar a que alguno de los
que esté cerca se manifieste, en cuyo caso; uno de los participantes puede
preguntar en voz alta si hay algún espíritu presente y él, o todos, le inviten
a manifestarse. Si el grupo está convenientemente concentrado, se percibirá que
el vaso u objeto elegido se llena de energía. En un primer momento comienza a temblar
ligeramente y luego empieza a moverse, haciéndolo primero con lentitud y luego
ganando velocidad.
Reglas
del juego
Las
reglas del juego de la ouija son sencillas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta
que el resultado de la sesión depende más de la actitud de los participantes
que de cualquier tipo de ritual que pudiera efectuarse al respecto. Los pasos a
seguir en una sesión son los siguientes:
- - Designar a una persona para que tome nota de todo cuanto acontezca
- - Sentarse alrededor de una mesa poniendo el tablero en el centro. Sobre éste, colocar una copa o un vaso boca abajo.
- - Cada participante deberá colocar un dedo sobre el borde de la copa, sin apoyar el codo sobre la mesa y procurando hacer la presión más leve posible.
- - Si la copa no se mueve, se debe pedir que si hay espíritus se dirija al símbolo afirmativo.
- - En la medida de lo posible, no cambiar el dedo que se apoya en la copa durante el transcurso de la sesión.
Preparación
Los
resultados de cualquier actividad previamente planificadas suelen ser mucho
mejores que los que surgen de las actividades espontáneas y, en este sentido,
la ouija no es una excepción. SI sabemos con antelación que vamos a participar
en una sesión, la mente y el cuerpo se preparan para ello, de modo que resulta
más fácil llegar al estado de concentración adecuado.
Aunque
circulan muchas ideas acerca de la mejor hora o día para llevar a cabo este
juego, es importante aclarar que no hay reglas precisas al respecto. En todo
caso, la noche ofrece como ventajas el silencio y la ausencia de
interrupciones, de ahí que se prefiera a las horas con luz diurna. Con relación
al lugar que debe elegirse, éste puede estar tanto en el exterior, al aire
libre, como en el interior de una casa. Lo importante es que tenga el menor
número de elementos posibles que
provoquen distracción en los participantes.
Algo
que si debe evitarse es jugar durante las dos horas posteriores a haber
terminado alguna de las comidas principales. La razón no es esotérica, sino
fisiológica: mientras el organismo realiza la digestión, hay una mayor
concentración de sangre en los órganos que la efectúan y una menor cantidad en
la cabeza. Esto hace que el cerebro obtenga menos oxígeno y tienda a caer en
somnolencia, disminuyendo su capacidad de concentración.
También
es recomendable que en las dos horas previas al juego los participantes
realicen actividades relajantes y que no se inicie si hubiera habido alguna
disputa o cualquier otro elemento que provoque tensión entre ellos. No es recomendable que, a excepción de la
persona encargada de tomar notas, haya en la estancia otras personas que no
participen.
Fuente:
Haddock, A. El
libro de la ouija. Libsa.
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