martes, 21 de abril de 2015

La Ouija (Parte I)



La ouija nos transporta a un universo sorprendente y fascinante en el cual las leyes físicas no alcanzan a explicar el fenómeno que se produce. Contrariamente a lo que tantas veces se ha repetido, este juego no entraña ningún peligro, siempre y cuando se utilice teniendo en cuenta ciertos criterios básicos. Al igual que un coche, un cuchillo o cualquier otro objeto, el riesgo que comporta la ouija no está en ella misma, sino en el equilibrio mental de quien la emplee.

La ouija es un tablero, originalmente construido en madera, que contiene los elementos gráficos esenciales para expresar con palabras cualquier situación o sentimiento. Sirve para establecer una comunicación con entidades inmateriales empleando el lenguaje oral, por parte de los participantes, y escrito, por parte de dichas entidades.

El juego consiste en colocar en el centro del tablero un objeto que se pueda deslizar por él fácilmente. Sobre este objeto (que puede ser una copa o vaso boca abajo), los participantes apoyan un dedo y se concentran. Al cabo de unos minutos (en algunos casos sólo son necesarios unos pocos segundos), el objeto empieza a moverse decididamente hacia alguna de las frases, letras o números que constituyen el óvalo. Si se trata de un símbolo especial, se quedará inmóvil o volverá al centro del tablero, pero si se ha dirigido hacia una de las letras, tras detenerse un instante iniciará su viaje hacia otra y así de forma sucesiva hasta crear una palabra o una frase.

Las sesiones


En una sesión de ouija participan tantas personas como puedan apoyar su dedo en el objeto que se utilice y está comprobado que cuanto mayor sea el número de participantes, mejores son los resultados que se obtienen. Es habitual, aunque no imprescindible, que haya una persona presenciando la sesión y tomando nota de todo lo que en ella se diga; del análisis posterior de la misma pueden surgir nuevas interpretaciones, sobre todo en caso de que el espíritu parezca hablar en clave o construya frases sin sentido aparente.

Hay quienes comienzan la sesión con una invocación y llamando a un espíritu en particular, en tanto que otras personas prefieren esperar a que alguno de los que esté cerca se manifieste, en cuyo caso; uno de los participantes puede preguntar en voz alta si hay algún espíritu presente y él, o todos, le inviten a manifestarse. Si el grupo está convenientemente concentrado, se percibirá que el vaso u objeto elegido se llena de energía. En un primer momento comienza a temblar ligeramente y luego empieza a moverse, haciéndolo primero con lentitud y luego ganando velocidad.

Reglas del juego


Las reglas del juego de la ouija son sencillas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el resultado de la sesión depende más de la actitud de los participantes que de cualquier tipo de ritual que pudiera efectuarse al respecto. Los pasos a seguir en una sesión son los siguientes:

  • -          Designar a una persona para que tome nota de todo cuanto acontezca
  • -          Sentarse alrededor de una mesa poniendo el tablero en el centro. Sobre éste, colocar una copa o un vaso boca abajo.
  • -          Cada participante deberá colocar un dedo sobre el borde de la copa, sin apoyar el codo sobre la mesa y procurando hacer la presión más leve posible.
  • -          Si la copa no se mueve, se debe pedir que si hay espíritus se dirija al símbolo afirmativo.
  • -          En la medida de lo posible, no cambiar el dedo que se apoya en la copa durante el transcurso de la sesión.


Preparación


Los resultados de cualquier actividad previamente planificadas suelen ser mucho mejores que los que surgen de las actividades espontáneas y, en este sentido, la ouija no es una excepción. SI sabemos con antelación que vamos a participar en una sesión, la mente y el cuerpo se preparan para ello, de modo que resulta más fácil llegar al estado de concentración adecuado.

Aunque circulan muchas ideas acerca de la mejor hora o día para llevar a cabo este juego, es importante aclarar que no hay reglas precisas al respecto. En todo caso, la noche ofrece como ventajas el silencio y la ausencia de interrupciones, de ahí que se prefiera a las horas con luz diurna. Con relación al lugar que debe elegirse, éste puede estar tanto en el exterior, al aire libre, como en el interior de una casa. Lo importante es que tenga el menor número de elementos  posibles que provoquen distracción en los participantes.

Algo que si debe evitarse es jugar durante las dos horas posteriores a haber terminado alguna de las comidas principales. La razón no es esotérica, sino fisiológica: mientras el organismo realiza la digestión, hay una mayor concentración de sangre en los órganos que la efectúan y una menor cantidad en la cabeza. Esto hace que el cerebro obtenga menos oxígeno y tienda a caer en somnolencia, disminuyendo su capacidad de concentración.


También es recomendable que en las dos horas previas al juego los participantes realicen actividades relajantes y que no se inicie si hubiera habido alguna disputa o cualquier otro elemento que provoque tensión entre ellos.  No es recomendable que, a excepción de la persona encargada de tomar notas, haya en la estancia otras personas que no participen.

Fuente:
Haddock, A.  El libro de la ouija. Libsa.

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