lunes, 9 de julio de 2012

Ojo de Dios

En realidad hay muchos ojos de dios, prácticamente uno por cada civilización.

En otras entradas comentaremos lo que significan y de dónde provienen los "ojos de Horus" o los "ojos que todo lo ven" pero hoy nos vamos a centrar en un amuleto llamado "ojo de Dios" propiamente, el cual, curiosamente, no tiene forma de ojo.




El ojo de Dios es el objeto religioso principal de la fascinante cultura Huichol, propia del norte y oeste de México. Representa los cinco puntos cardinales del Universo -norte, sur, este, oeste y centro- de los cuales el oriente se reivindica como la matriz principal, el lugar de donde proviene "el abuelo fuego". Cuando un niño hace, su padre debe elaborar uno y hacer lo mismo cada año hasta que su hijo cumpla los cinco.

Una interpretación estilizada moderna, en forma de octógono.

Actualmente convive el valor religioso con el valor comercial de estos mandalas al igual que pasa con otros símbolos y objetos de artesanía de la cultura Huichol, aparentemente sin conflicto entre ambos, adaptando los materiales y los procesos de producción a los nuevos tiempos.

La cosmogonía de la cultura Huichol se representa en  tapices, estatuillas de animales decorados con cuentas y todo tipo de objetos -¡hasta automóviles enteros!- donde aparecen símbolos recurrentes como los astros, el abuelo fuego, el árbol sagrado o los animales totémicos. Una de las coincidencias más curiosas se da en el árbol sagrado de los Huichol, origen de toda vida, forrado de Ojos de Dios como si de su follaje se tratara.

¿Dónde hemos visto antes este símbolo? En la cultura mediterránea, recordemos:

Árbol en Turquía

La insólita coincidencia entre dos culturas antiguas y distantes, impermeables entre sí, da qué pensar con respecto a la arbitrariedad de los símbolos espirituales. No estamos hablando de esquemas geométricos simples del sol sino de una metáfora elaborada acerca del origen del mundo. ¿Ojos pendiendo de un árbol sagrado? Pues recordemos, por si esto fuera poco, la mitología de los antecesores de IKEA, los rudos y geniales navegantes de los pueblos del norte de Europa. El árbol que sostiene el universo, el Yggdrasil.

El árbol, Yggdrasil, de la cosmogonía nórdica.

Podríamos hablar del árbol de la vida, metáfora central en la intrincada e intelectualizada cosmogonía judaica o del árbol del bien y del mal que aparece en el Génesis, origen del pecado pero ¡ojo!, también de la civilización y de la sabiduría prohibida por la que el hombre se asemeja a Dios. Podríamos seguir con los pueblos indígenas de Oceanía y de lejano oriente pero lo dejaremos aquí.

Quería mostrarles, por capricho, esta maravillosa obra de arte Huichol, la cual, si no fuera un procedimiento tradicional de un pueblo indígena mexicano, sería digna de ser exhibida y altísimamente valorada en la Tate Gallery.




Iván Grégore
Tarotista en Un Toque Místico

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