El ojo de Horus no es realmente su ojo. El verdadero lo perdió en una de sus batallas contra su tío Seth, quién antes había matado al padre de Horus, el dios Osiris. Este ojo fue un regalo de Thot, quien intervino para reestablecer su vista. Por suponer la visión plena a este ojo se le llama Udyat, es decir, el que está completo.
El don de Thot, además de recuperar la visión binocular, fueron los atributos mágico que el Udyat traía consigo. El primero de los prodigios que Horus realizó con su nuevo ojo fue devolver la vida a Osiris, su padre asesinado. De esta forma, a través de la lucha y del sacrificio de algo tan vital como un ojo, el Dios Horus pudo reestablecer el equilibrio del Cosmos.
Para la civilización egipcia este ojo representaba el equilibrio en la naturaleza, la ley que hace que el Cosmos no colapse. Representa el renacer, la justicia, la sanación. Todo lo que se "desajusta" puede ser "puesto a punto" por el Udyat. Es el fulcro de la balanza, la referencia para medir el bien y el mal. Tiene mucho que ver con la idea del Karma sólo que éste es una energía, una cualidad innata del Cosmos, mientras que el Udyat es el instrumento, el don a través del cual el Universo se ajusta. Sin el Udyat, se impone el caos y se pierde todo sentido.
Quizás precisamente por su cualidad de medida de todas las cosas, el signo gráfico del Ojo de Horus era un "mapa" , un diagrama para representar las fracciones más intuitivas (1/2, 1/4, 1/8, 1/16, 1/32, 1/64). Cada parte de este ojo era una porción de ganado, de cosecha o de, lo más frecuente, terreno cultivable. Una escritura de las fracciones, una forma de registrarlas, era vital para la economía egipcia y su matemética era dibujada a través del ojo de un dios, un arbitro que vigilaba que se repartieran los bienes con mesura y justicia.
Como amuleto, el Ojo de Horus posee muchas cualidades, casi todas relacionadas con la neutralización de lo negativo, el "enderezar". A través de los antiguos jeroglíficos podemos saber las cualidades que los antiguos concedían a este símbolo.
En la pirámide de Unis encontramos una inscripción que significa: "¡Su mal es expulsado! Se ha purificado con el Ojo de Horus", sabemos que a este amuleto se le atribuyen cualidades de limpieza.
En el capítulo 117 del libro de los muertos aparece: "El Ojo de Horus es tu protección, Osiris, Señor de los Occidentales, constituye una salvaguarda para ti: rechaza a todos tus enemigos, todos tus enemigos son apartados de ti." Así sabemos que es un amuleto protector.
Entre los encantamientos del texto de los sarcófagos, leemos: "Te traigo el Ojo de Horus, para que tu corazón pueda alegrarse ..." y "Yo soy el fiero Ojo de Horus, quien marchó terrible ...", con lo que también parecía tener cualidades para alimentar el coraje o el poder de su beneficiario.
La fuerza de este símbolo ha permanecido inalterada durante milenios, por la fuerza gráfica del ojo y por la fascinación que la cultura egipcia parece provocar en todos. Sus connotaciones hoy tienen más que ver con la eternidad, lo absoluto o la mirada de infinita sabiduría, quizás por contaminación con la cultura judeocristiana. Sin embargo, el significado original tiene más que ver con el reestablecimiento de la justa medida y la regeneración.
En estos tiempos de pérdidas vitales y de injusto saqueo, el Ojo de Horus, el don del Uydat, nos recuerda una de las ideas fundacionales de la humanidad.
Iván Grégore
Tarotista en Un Toque Místico