Hoy celebramos a San Jorge, protector del papado e intercesor en la lucha contra el mal.
Cada 23 de abril, la Iglesia Católica celebra a San Jorge, santo de los primeros siglos de la cristiandad, cuya devoción está extendida universalmente.
La fama de San Jorge creció durante la Alta Edad Media y hoy sigue evocando importantes aspectos de la virtud cristiana, especialmente aquellos necesarios para enfrentar la lucha diaria contra el maligno como el Valor y la Fortaleza.
Las huellas del guerrero
A San Jorge se le representa generalmente montado en un caballo, con traje y armadura militar de estilo medieval, portando una palma, una lanza y un escudo. También se le representa al lado de una bandera blanca marcada con una cruz roja, estampada de extremo a extremo -ícono de los cruzados-. A veces, esa bandera aparece tallada en su escudo. Estos detalles son una constante en cuadros, pinturas y esculturas.
Natural de Capadocia, dominada por el Imperio Romano y actual territorio de Turquía, San Jorge nació en una familia pobre. Una situación de la que salió mediante su participación en el cuerpo militar y cuya carrera le llevó hasta trabajar directamente para el emperador Diocleciano. El propio mandatario ordenaría la tortura y decapitación de San Jorge por no obedecer a abandonar la religión cristiana y su fe por Jesucristo.
Cuentan las tradiciones que el santo, llegado a una antigua ciudad en Oriente, se encontró con una población atemorizada por un gigantesco lagarto o quizás, un caimán o cocodrilo, que solía atacar los poblados cercanos y que se creía había devorado a algunos habitantes. Nadie se había atrevido a enfrentarlo, cuando San Jorge tuvo noticia de este problema, buscó a la bestia, la enfrentó y la venció. Los lugareños, llenos de admiración por lo sucedido, vieron al soldado a dar gracias a Dios e invocar el nombre de Jesucristo a quien ofreció la victoria, tras lo cual, muchos decidieron seguir su ejemplo y se hicieron cristianos.
La victoria final es de Jesucristo
El emperador Diocleciano -bajo cuyo mando estaba Jorge- inició una persecución contra los cristianos. Al enterarse de que Jorge y otros soldados se habían convertido a la “nueva religión”, ordenó que todos los miembros de la milicia adoraran a los ídolos romanos en público y prohibió que se reverencie a Jesucristo. Jorge desobedeció el mandato del emperador y declaró que nunca dejaría de amar y honrar a Jesús, su único Dios y Señor.
La negativa del santo produjo una violenta reacción del emperador, quien lo condenó a muerte. Jorge fue llevado al templo y puesto frente a los ídolos a ver si se arrepentía de su actitud y finalmente los adoraba. Sin embargo, San Jorge no dio un paso atrás.
Entonces el santo fue sometido al castigo. Mientras le daban de latigazos, empezó a recordar los azotes que recibió Jesús y cómo el Señor nunca abrió la boca para proferir queja o insulto. Jorge aguantó cuanto pudo en completo silencio.
Quienes presenciaron la agonía del santo quedaban impresionados por su fortaleza y decían entre sí: "En verdad vale la pena ser seguidor de Cristo". San Jorge, agonizante, al escuchar que le cortarían la cabeza, dio gracias a sus verdugos: sin desearlo aseguraban que iría al cielo, junto a Dios.
San
Jorge guerrero valeroso,
que defendiste a la princesa de la
Capadocia,
al abatir con tu lanza al feroz dragón,
te
solicito humildemente
que vengas en mi auxilio
y me
protejas de las acechanzas del demonio,
los peligros, las
dificultades, las aflicciones.
Cobíjame bajo tu
manto, poderoso santo,
escóndeme de mis enemigos,
de mis
perseguidores, de las envidias,
magias, hechizos y maleficios.
Protegido
con tu manto,
caminare a través de los mares y la tierra,
noche
y día, mes a mes, año tras año,
y mis enemigos no me
verán,
no me oirán, no me seguirán.
Bajo
tu protección no caeré,
no me perderé, no sangraré.
Igual
que Nuestro Dios; Salvador
estuvo nueve meses protegido
en
el vientre de la Virgen María,
así yo estaré protegido bajo
tu manto,
teniéndote delante de mí,
armado con tu lanza y
tú escudo.
Amén.
Para la utilización de la vela de San Jorge se realiza principalmente para pedir protección, fuerza y valentía, especialmente contra enemigos y obstáculos. La vela se enciende, se reza una oración a San Jorge y se le pide su intercesión para obtener ayuda en la situación que se desea superar.
Nota: Algunos rituales con velas de San Jorge pueden incluir el uso de otros elementos como flores, aceites o hierbas, dependiendo de la tradición y la intención personal.
Ejemplo de oración:
"San Jorge, valiente guerrero, intercede por mí. Protégeme de mis enemigos, de las envidias y de todo mal. Dame fuerza y valentía para enfrentar mis dificultades y alcanzar mis metas. Amén."