viernes, 6 de marzo de 2015

Recorrido a través de los Chakras: Chakra del Corazón o Anahata


Conocido también como “Centro del corazón”, este chakra, situado en medio del pecho, proporciona energía vital al corazón y a los pulmones. Anahata significa “Eso que es siempre nuevo”, y sugiere que la esencia del chakra del corazón es perpetuamente nueva, un recipiente de amor siempre lleno. Corresponde a  este chakra el color verde. Nuestra íntima conexión con la tierra la percibimos a través del corazón, el verde de la naturaleza resuena con el color de este centro nutriendo el corazón.

La apertura de este centro energético determina nuestra intimidad con el entorno. El centro del corazón es nuestro verdadero lugar de descanso, donde se reúnen el flujo de la energía del ser del espíritu y el ser de la tierra. Este chakra nos impulsa  a estrechar vínculos con los demás, y es mediante este centro energético como podemos establecer amistades profundas y relaciones íntimas.

En un mundo perfecto el amor que sentimos por alguien debería existir siempre, hasta en medio de un conflicto; no dependería de que la otra persona nos dé lo que queremos, ni importaría la forma que el otro reaccione para que nuestro amor permanezca incondicional.

La forma en que amamos y la apertura de nuestro corazón dependen de cómo hemos evolucionado a través de nuestros chakras inferiores. Si durante nuestro desarrollo emocional nos han abandonado o herido, de algún modo llevaremos esto como una fractura interior. Los problemas que padecemos pueden socavar cualquier relación que tengamos. Mantener la falta de confianza, de seguridad emocional, de autoestima y de autoridad personal en una relación no nos proporcionará sin duda, una relación armoniosa.

Si ponemos condiciones en nuestras relaciones, es porque en el pasado nos han herido. Nuestro corazón se abre o cierra según como actúen los demás con nosotros.  Si nuestras necesidades están satisfechas, abrimos el corazón y amamos. Si no, nos cerramos y rechazamos al otro retirándole nuestro amor.

Un corazón abierto es fértil lecho que nos permite revelar nuestra real naturaleza. Nuestro ser interior, espíritu o naturaleza divina, se comunica desde el corazón. Con un corazón abierto nuestro cuerpo manifiesta amor, luz y verdad, cualidades que al penetrar nuestra mente aportan claridad, amor y verdad a nuestros pensamientos. Cuando estas cualidades impregnan nuestras emociones podemos experimentar sentimientos reales, y cuando penetran nuestra intuición nos permiten tener percepciones reales. La compasión, el perdón, la aceptación y la sabiduría son cualidades que se desarrollan mediante el simple acto de permanecer en nuestro corazón. Al evolucionar a través del cuarto chakra, se domina el lenguaje, la poesía y todos los esfuerzos para expresar los sentimientos del corazón. El desequilibrio de este chakra lleva a actitudes como la posesividad y el egoísmo.

Influencia del chakra del corazón en el plano físico y emocional


Anahata coincide con uno de los plexos más importantes del cuerpo físico: el plexo cardíaco, que se encuentra entre las tres capas que forman el corazón (endocardio, miocardio y pericardio). La función que tiene que corazón es única y clara: es el motor que hace circular la sangre en el organismo. Gracias a ellos, los elementos nutritivos, los de desecho y el imprescindible oxígeno es llevado a todas las células del cuerpo, permitiéndoles de este modo continuar  vivas. Si el corazón no tiene la fuerza suficiente para realizar su trabajo, la “energización” del cuerpo entero es deficiente; de ahí la gran importancia de este chakra.

Si hay una palabra con la cual se puede relacionar el cuarto chakra, esa es amor. Este sentimiento universal es lo que más puede fortalecer el cuerpo, la mente y el espíritu de cualquier ser humano; es la mejor protección ante los problemas cotidianos y la mayor garantía de felicidad. El correcto balance de este chakra despierta el amor universal, y cuando esto sucede, se operan cambios muy importantes en la mente:
  • Se pierde la desconfianza y el temor a los problemas que pueden ocasionar los demás
  • La afectividad fluye sin frenos ni trabas
  • No es necesario disponer de energías para la demarcación del yo como individualidad frente a los demás
  • Las polaridades se disuelven y se adquiere una percepción mucho más cabal y certera de la realidad
  • Se puede ejercer desde la mente un mayor control sobre el plano físico

El equilibrio de Anahata, en suma, permite entrar en una nueva dimensión del ser. Los falsos pensamientos son más fácilmente eliminados dando lugar, por tanto, a una mayor lucidez.

Deidades Asociadas al chakra del plexo solar


La energía más importante es Ishvara, cuyo nombre significa “señor” o “maestro”. Es un aspecto de Shiva y señor de los tres chakras inferiores. Puesto que absorbe pasión, nos permite eliminar la separación entre nosotros y el mundo que nos rodea. Esta deidad cuenta con tres ojos y dos brazos, que mediante mudras (gestos de las manos) disipan los miedos y conceden bendiciones. La mejor de las bendiciones que Isvhara nos ofrece es la concentración fortalecedora. Gracias a ella sabemos que nuestra alma mora en nuestro interior como el Ser Eterno, como una chispa de creación. Ishvara abre los delicados pétalos del corazón para alejarnos de la confusión y conducirnos a la liberación.


Kakini es la diosa que rige a Anahata, la hermosa gran benefactora de la devoción, que sincroniza el latido de nuestro corazón con el del cosmos. Muestra un lazo en una mano para recordarnos que no debemos quedar atrapados en la expectación emocional, y en la otra mano exhibe una calavera, que nos invita a mantener la mente pura. Realiza los mismos mudras que Ishvara. El lazo y la calavera, lejos de ser símbolos ominosos, nos animan a dejar “morir” nuestro ser, la ignorancia y los hábitos del mundo para entregarnos a bailar la sagrada danza de la vida.

Fuentes:
Echenique, J.  El Libro de los Chakras. Libsa.
Ellis, R.  Reiki y los Siete Chakras. Edaf.
Mercier, P.  La Biblia de los Chakras. Gaia Ediciones.
Ratan, R., & Ratan, M.  Viaje a Través de los Chakras. Edaf.

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