Sahasrara es lo supremo, es donde reside la
conciencia superior. Los anteriores chakras están dentro de la psique, mientras
Sahasrara actúa a través de la nada y a través del todo. Es el centro de la
conciencia superior donde todas las prioridades se integran, yendo así más allá
del siempre cambiante samsara. La apertura de este chakra es un estado de
trascendencia y por consiguiente se puede llamar la iluminación, que lleva al estado espiritual
que trasciende las realidades mundanas en afinidad y eternidad, el estado de
unicidad donde no existe la dualidad.
La función del chakra Sahasrara es liberar a
la conciencia, al entregarnos a nuestra identidad universal, de su encierro en
una identidad autocreada. Para ello es preciso que soltemos nuestros apegos.
¿Qué significa esto? El riesgo que cometemos al soltar nuestros apegos es que
inmediatamente los reemplacemos por otros. Podemos estar apegados a ser alguien y pasar muchos años intentando
conseguirlo. De repente decidimos dejar todas nuestras posesiones materiales
porque hemos tenido una revelación y marchamos a la India para meditar todo el
tiempo sobre el volvernos “nadie”. Hemos reemplazado nuestra atadura de “ser
alguien” por la de “ser nadie”. Ambas cosas exigen esfuerzo y reflejan ideas
antagónicas de la realidad.
Soltar nuestros apegos no exige ningún
esfuerzo, sino tan solo que nos relajemos en nuestra existencia actual y
abandonemos nuestro control y deseo de un resultado determinado. Al sentirnos
contentos con “lo que es” nos entregamos a la sabiduría del universo
permitiendo que este sea nuestro maestro. La flor comienza su vida como
semilla, en la que está contenido todo su potencial y se convierte en flor
porque eso es lo que debe ser. Nuestra humana capacidad `para ser lo que no
somos es lo que nos separa del resto de la Creación. Tenemos el poder de creer
en lo que queremos, Podemos crear una existencia que cabe en la multitud de
creencias que utilizamos para definirnos. Estas convicciones generalmente nos
viene de fuera y cada una de ellas requiere esfuerzo y atención para poder
mantenerlas; necesitan ser defendidas y justificadas. Sin embargo, dentro de
cada uno de nosotros existe la semilla de un potencial no realizado. Se trata
de nuestra chispa divina, nuestra identidad universal, que florece a través del
entendimiento que se obtiene en el séptimo chakra. Nuestro potencial realizado
es vivir en el mundo conociendo esa chispa divina y permitiendo que esa semilla
florezca aquí en la tierra. Entonces existirá dentro de nosotros y estará
presente en nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y sentimientos.
Influencia del chakra de la corona en el plano físico y emocional
El séptimo chakra, al igual que Ajna, también
se relaciona con la glándula pineal, además de con el sistema nerviosos central
y con los órganos que se encuentran localizados en el cráneo. Sólo las personas
con una gran espiritualidad tienen este chakra lo suficientemente desarrollado,
de modo que no se presentan problemas de desequilibrio energético. Puede tener
una falta de energía, pero nunca un exceso.
Las personas que han logrado abrir este
chakra y que, por lo tanto, lo tienen lleno de energía, sienten una paz inmensa.
Para ellos, las dudas no existen; no se ven afectados por las emociones
negativas ni son capaces de sentir odio, rencor, envidia. Su contacto con la divinidad
les hace sentir tan dichosos que buscan hacer felices a los demás. Aunque lo más importante para ellos es su
relación con el universo y la divinidad, no por ellos se encierran en si mismos
o rehúsan el contacto con este mundo: están en él y se dedican a las obras
benéficas y a ocuparse de los más desfavorecidos ya que no hay para ellos más
placer que ayudar a quienes sufren.
Deidades asociadas al chakra de la corona
Este chakra es conocido como la morada de
Shiva; es allí donde se resuelven las divisiones entre Shiva y Shakti, y donde
la diosa Dakini llega al final de su viaje después de haber despertado de su
sueño en el chakra raíz. El señor Shiva cuyo nombre significa “bueno”, es el
tercer personaje que conforma la triada de dioses hindúes, y es tanto el
destructor como el regenerador de la vida.
Shakti es la homóloga femenina de la energía
masculina que sustenta el mundo, y recibe muchos nombres, lo cual revela sus
cualidades multidimensionales. Se le conoce principalmente como la Gran Diosa,
Devi o Mahadevi, a pesar de que en su papel de consorte de Shiva es conocida
como Parvati o Durga. En India es adorada por millones de personas diariamente,
quizás todavía más que Shiva.
Fuentes:
Echenique,
J. El Libro de los Chakras.
Libsa.
Ellis, R. Reiki y los Siete Chakras. Edaf.
Mercier, P. La Biblia de los Chakras. Gaia
Ediciones.
Ratan, R., & Ratan, M. Viaje a Través de los Chakras. Edaf.
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