La
astrología es una ciencia y un arte al mismo tiempo. Es una representación
simbólica de todos los elementos (religiosos, espirituales, emocionales y
físicos, tanto visibles como invisibles) que existen en el universo y que,
formando combinaciones siempre diferentes, dan cuenta de los seres humanos y de
las fuerzas que los moldean y que actúan sobre ellos. Somos un microcosmos que
manifiesta el macrocosmos, un antiguo concepto que la Biblia expresa afirmando
que el Hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. La interpretación
astrológica se basa fundamentalmente en una intuición bien informada y en la
familiaridad (que necesita práctica y tiempo) con los significados complejos y
plurales de una simbología aparentemente sencilla. Interpretar un horóscopo es
en parte una ciencia, en parte una disciplina intuitiva, y, en último análisis,
es siempre una síntesis de ambas .De esta manera, una lectura astrológica
reflejará la personalidad y la visión del astrólogo, de la misma manera
que el análisis de un psicólogo también
resultará influenciado por las visiones personales de quien lo hace.
La
astrología nos dice que somos individuos peculiares y únicos, pero al mismo
tiempo nos revela que somos una manifestación directa de la totalidad cósmica,
a la que estamos inexorablemente conectados. Nos recuerda que estamos atados inevitablemente
a la rueda del karma, que venimos al mundo con unos talentos especiales con
determinadas cargas y penas. A primera vista puede parecer que nuestras
fortunas y nuestras personalidades están predeterminadas, que nuestros destinos
están enteramente en manos de los Dioses. Sin embargo, el carácter de un hombre
es lo que marca su destino.
La
astrología está basada en el movimiento de los astros, es decir, es un tipo de
medida del tiempo realizada con un “reloj de 10 agujas”, cada una se
correspondería con el movimiento de un planeta y según este tardara más o menos
en dar una vuelta alrededor del Sol, se encargaría de marcar los años, los
siglos los milenios o las eras. La sincronicidad nos habla de la “casualidad”
de que ciertos fenómenos ambientales o ciertos estados psíquicos queden
registrados con otras señales en el firmamento por el simple hecho de coincidir
en el mismo lapso de tiempo. Además, el que dicha “casualidad” se tienda a
repetir con una cierta asiduidad da opción de hacer de ello una disciplina.
El tema
natal o carta astral de un individuo es el mapa del firmamento congelado en el
preciso instante del nacimiento. Tendremos un fondo con las doce constelaciones
del zodíaco y a los diez planetas, ocho del sistema solar, excluida la tierra,
más el sol y la luna, salpicados sobre dicho telón.
La
carta natal puede servir de guía o como un camino que indica la clase de viaje
que hará una persona a través de su vida. Este camino puede tener
intersecciones, puede conducir a otros caminos alternativos, a rutas
principales o caminos traicioneros, todo ello esta simbólicamente representado.
La carta natal sugiere además las lecciones que deben ser aprendidas, decisiones
que deben ser tomadas desafíos que deben ser encarados y problemas que deben
ser resueltos. Sin embargo, es solo un mapa, y si una persona desea viajar con
buen ánimo, gozando de la aventura o en cambio permanecer abatido y desanimado,
esto es esencialmente de su propia elección.
Debe
comprenderse que la carta calculada para el momento del nacimiento describe las
potencialidades de una vida que es individual y que no representa un modelo
estático, sino por el contrario, algo que es dinámico. Porque a través de
cálculos adicionales, en esta carta natal pueden observarse las oportunidades
que tendrán estas potencialidades para que se desarrollen, como por ejemplo los
períodos de expansión, de frustración, de mala salud, de desgracias personales,
de gozar de favor o apoyo, de suerte, etc. A esta parte de la astrología se le
llama progresiones.
Fuentes:
Dumón, E. Manual de Astrología Moderna. Kier.
Sharp, D. ABC de la Astrología: Gía para
conocer los secretos de la astrología. Amat.
Trujillo, L. ABC de la Astrología.
Libsa.
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